02 febrero, 2016

Disolución: transporte aéreo

Es la bien conocida y divulgadísima imagen –presente en los tratados simbólicos, en los libros de emblemas y las pinturas del Renacimiento y del Barroco– del ave del paraíso, sin patas, que jamás puede posarse y que el viento llevará a su antojo por los cielos sin mancharse por el contacto con la tierra... Pero ¿cómo hará el nido y criará a su prole en estas condiciones? La respuesta, con su consiguiente aprovechamiento religioso, está en el emblema XXII del Orpheus eucharisticus (1657) de Augustine Chesneau. La hembra empolla los huevos sobre el lomo del macho sin dejar así de volar.


Algo habrán leído los protagonistas de esta foto, sacada de National Geographic
la semana pasada, que ha despertado su espíritu de emulación.

¿O solo es que hay uno más listo que el otro?

 

Sin duda la comadreja, como sabe cualquier fabulista, es más astuta
 que el vistoso pájaro carpintero.


2 comentarios:

M. dijo...

La abuela solía sentenciar "aquí, el que no corre vuela". Valga especialmente para la comadreja. Saludos.

Jan dijo...

Mejor que en vueling !!